sábado, 20 de agosto de 2011

Entre fogones... Pimientos rellenos de arroz


Para inaugurar sección he decidido presentaros cómo hago mi plato preferido. Desde que me la hacía mi abuela, y siguiendo la tradición mi madre, me puedo pasar días y días comiéndola. Aquí os la dejo para que lo intentéis y me contéis.

Primeramente los pimientos han de ser, preferiblemente, chatos y de color rojo (vitamina C para el cuerpo). Se limpian bien, y se les hace una abertura en círculo por arriba, que servirá primeramente para limpiarlos y quitarles las pepitas, y segundo de chimenea una vez en el horno.

Una vez hecho esto, en una olla ponemos a sofreir con aceite una cabeza de ajos, carne o pescado (yo lo prefiero con costillas o panceta). Cuando está el sofrito se añade un vaso por cada pimiento que vayamos a rellenar, y se deja a fuego lento hirviendo un buen rato.

Mientras hacemos esto, añadimos en una sarten honda trozos de ajo (uno por pimiento) y trozos de lo que queramos rellenar los pimientos (en mi caso pollo). Cuando el pollo esté hecho añadiremos tomate frito, una cucharada grande por pimiento. Una vez mezclemos todo bien, añadimos dos puñados de arroz por cada pimiento, y una cucharadita de pimentón dulce, para después removerlo y mezclarlo todo bien. Si queremos que coja el color amarillo de las paellas, también añadiremos colorante en este paso. Una vez tengamos esto hecho, vertimos el caldo que hemos preparado en el paso anterior, y a fuego lento dejamos que se evapore el caldo hasta que quede el arroz.

Apagamos el fuego, y empieza la tarea ardua. Con una cuchara, vamos rellenando los pimientos de arroz hasta arriba, tratando de que en cada pimiento caiga un diente de ajo y trozos de pollo, poniéndoles la "tapa" natural una vez llenos. Una vez los tengamos todos preparados, los colocamos en una bandeja y los metemos al horno, a una temperatura de 150 grados durante una hora, si bien también podemos subirle un poquito la temperatura si estamos atentos. El truco aquí consiste en dejar los pimientos bien hechos, sin que se queden duros, por lo que cada cierto rato podemos probar a pincharlos con un tenedor a ver cómo van.

Están geniales, y como veis dan juego para poder hacerlos con marisco o con carne. Solo unos pocos han tenido suerte de probar mi obra maestra. Que aproveche!

=)

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